Se nos acaba la visita a Ordesa, así que tras el desayuno y despedirnos de Miguel (su padre duerme aún y su madre no se sabe dónde está), y recibir recuerdos para toda la prole, nos dirigimos a Roda de Isábena, cambiando nuestra idea inicial de volver por Alquézar, cambio producido por el entusiasmo mostrado por Miguel sobre este pueblo y su catedral románica, la más pequeña de España. No sé si es la catedral más pequeña de España o la localidad más pequeña de España con catedral. O ambas a dos.
El pueblo está en un lugar pintoresco, en la cima de un monte, como muchos pueblos de la zona, y presenta unas casas de piedra muy bien cuidadas en general.
Mientras subimos hacia la catedral, al preguntar a unos lugareños el mejor camino para alcanzarla, nos dice que hasta las 11:15 no hay visita (guiada) y que de mientras podemos ver el museo del señor que completa el grupo al que preguntamos y que ahora se dirige hacia allí para abrirlo.
Como no tenemos nada mejor que hacer y el motivo de la visita era la catedral, nos vam0s con el Sr. Vicen a ver el museo, llamado La Era de Vicen. Lo del Vicen es obvio y lo de la era también cuando se visita porque el patio es la antigua era y el pajar contiene una gran colección de unas 100 maquetas de barcos montados por el Sr. Vicen a lo largo de 40 años y unos 400 modelos de aviones, colección cedida por un amigo y que dice que es la mayor de España.
En la parte de abajo guarda toda clase de objetos que se han ido guardando y recopilando por la familia desde hace 500 años y que van desde toda clase de herramientas relacionadas con la vida rural, vestidos, cuadros, fotografías, receptores de radio, anuncios y cualquier cosa imaginable.
Todo esto es gratis. Lo de arriba cuesta 2 €, que le pagamos en el momento en que llega un viejillo que se sienta en una mesa donde hay un naipe y Vicen nos dice que es el dueño del mejor restaurante en 100 km, a la sazón ubicado en el refectorio del claustro de la catedral, y que le va a sacar ahora mismo las perras que le acabamos de pagar.
Siendo casi las 11:15 nos despedimos de ambos jugadores y visitamos la iglesia que entre otras cosas y como característica peculiar, dispone de una cripta abierta a la nave principal.
Un sarcófago con una bella talla sirve de altar en la cripta.
Es una catedral (fue sede episcopal en los siglos X a XII) con fuertes reformas en el siglo XVIII.
También el claustro es un tanto singular por la decoración que presentan los capiteles, claramente aprovechados de otras construcciones y que muestran textos indicativos de la situación de las tumbas de los personajes enterrados en dicho claustro, aunque no faltan los típicos animalillos.
Tras la visita a la catedral, breve recorrido por los alrededores, una cervecita en la plaza a la sombra y carretera e regreso ya que decidimos que Alquézar merece mucho más que una visita de un cuarto de hora y que tiempo habrá.
Paradiña en Ainsa para comer en el restaurante Mallacán, en la mismísima plaza medieval de ainsa, donde nos trapiñamos unos boletus salteados y una paletilla de ternasco asada, regado con un vinillo Somontano de uva Syrah (muy riquillo) todo ello sevido por una simpática mulata.
Y después de rellenar la andorga, carretera hasta casa, previa parada para un refresco en el peaje de la salida de Pamplona.
Muy instructivo e interesante el viaje ya que, entre otras cosas, hemos aprendido que con los años las cuestas se alargan y se empinan de forma escandalosa. Y más cosas.
Jajaja… Espero no tardar mucho en volver a Ordesa… No vaya a ser q se me empinen las cuestas demasiado…. Muy bonitas las fotos!
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