2024-05-21 KYOTO

Sigue el buen tempo. Tras el desayuno tomamos sendos taxis y nos dirigimos al primer santuario, si bien uno de los cuatro taxistas, el nuestro, no lo tiene muy claro y nos lleva al mismo sitio pero a otra entrada a una cierta distancia.

Deshecho el entuerto vamos a lo nuestro que es visitar lo que se puede del lugar, ya que en este tipo de sitios no se puede acceder (ni fotografiar) al interior.

Por casualidad podemos ver la llegada de unos casaderos y su acompañamiento.

A renglón seguido pasamos (no todos) por la parida de comprar un papelín que una vez mojado en las aguas sagradas del riachuelo, aparece una especie de horóscopo con varios temas típicos de estas cosas y que si es bueno te lo guardas y si no lo es tanto lo cuelgas en el lugar destinado a ello para que con el tiempo vaya mejorando.

Cumplidas estas cosas, en el camino de salida pasamos por otro templo de la diosa de la belleza o algo parecido, donde te puedes comprar una especie de cosa donde puedes dibujar tu cara como te gustaría para que vayas mejorando.

Autobús hacia el Templo Dorado, en un lugar muy bonito además de petado de turistas, pero el templo en sí no vale lo que cuentan, aunque el entorno sí lo merece.

Autobús hasta el lugar de la comida, bastante decente.

Autobús de nuevo hasta el castillo de Nijo (este como es fácil me lo he quedado), preciosa puerta, paseo por el interior del edificio con murales de cierto interés y belleza, aunque un tanto repetitivos y paseo por los jardines, que suelen ser, y aquí también, de lo mejor del lugar.

Metro y al hotel hasta la hora de cenar. En ese momento me desayuno que no he traído el cargador de las baterías de la cámara. ¡¡¡Horror!!!. Menos mal que se puede cargar directamente desde la propia cámara, pero no obstante me voy hasta una tienda de fotos, pero solo tienen el original de la marca y cuesta una pasta que no me compensa, así que bolsas del revés y al hotel de nuevo sin cargador.

en una tasca a la que llegamos en los correspondientes taxis, comida regular (para gustos) y final con «cata» de sake, consistente en dos sakes, uno caliente y seco y otro frío y dulce (aguachirris ambos) y un licor de ciruela con un toque de té verde, que comparado con lo anterior es néctar de dioses.

Taxi de nuevo y al hotel, que hay que descansar.